Eterna Perfección es una escultura de plomo fundido, vertido con precisión en un molde que captura la majestuosidad de un rostro femenino, revelando la fuerza y la feminidad en su forma más pura. Cada facción, desde los delicados contornos hasta la firmeza de la estructura, refleja la esencia de la mujer: su poder interior, su serenidad y su gracia. La falta de expresión resalta la magnitud de su presencia, enfocando la atención en la perfección de su rostro como un símbolo de fortaleza inquebrantable y belleza inmutable. Esta obra busca ser un homenaje a la feminidad en su totalidad, celebrando tanto su vulnerabilidad como su resistencia, y ofreciendo una visión atemporal de la mujer como un ideal eterno que trasciende las emociones y el paso del tiempo.
